JESÚS, NUESTRO CONTEMPORÁNEO

Ciudad del Vaticano, 1 marzo 2012(VIS).-Recientemente se ha celebrado en Roma el congresointernacional “Jesús, nuestro contemporáneo”, organizado por elcomité para el Proyecto cultural de la Conferencia EpiscopalItaliana. Con este motivo, el Santo Padre ha dirigido un mensaje alcardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y presidente de dichaconferencia episcopal.

“El nombre y el mensaje de Jesús de Nazareth -escribe Benedicto XVI-suscitan frecuentemente interés y ejercen un fuerte atractivo,incluso en quienes no llegan a adherir a su palabra de salvación.Por eso, nos sentimos estimulados a suscitar en nosotros mismos y pordoquier una comprensión más profunda y completa de la figura realde Jesucristo, como puede brotar únicamente de la hermenéutica dela fe puesta en fecunda relación con la razón histórica. Con estefin escribí mis dos libros dedicados a Jesús de Nazareth”. (...)

“Durante mi pontificado, he recordado en repetidas ocasiones que abrir a Diosun camino en el corazón y en la vida de los hombres constituye unaprioridad. (…) No podemos confiar nuestra vida a un ente superiorindefinido o a una fuerza cósmica, sino sólo al Dios cuyo rostro dePadre se nos ha hecho familiar gracias al Hijo, 'lleno de gracia y deverdad'. Jesús es la clave que nos abre la puerta de la sabiduría ydel amor, que rompe nuestra soledad y mantiene la esperanza frente almisterio del mal y de la muerte. Por lo tanto, la vida de Jesús deNazareth, en cuyo nombre también actualmente muchos creyentes, endiversos países del mundo, afrontan sufrimientos y persecuciones, nopuede quedar confinada a un pasado lejano, sino que es decisiva paranuestra fe de hoy”.

“¿Qué significa afirmar que Jesús de Nazareth, que vivió entre Galilea yJudea hace dos mil años, es 'contemporáneo' de cada hombre y mujerque vive hoy y en todos los tiempos? Nos lo explica Romano Guardinicon palabras que siguen siendo tan actuales como cuando las escribió:'Su vida terrena entró en la eternidad, y así está vinculada atoda hora del tiempo terreno redimido por su sacrificio'”. (…)

“Jesús entró para siempre en la historia humana, y sigue viviendo (…) enla Iglesia, ese cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación,pero también infinitamente colmado de amor divino. A Él se dirigela Iglesia en la liturgia, para alabarlo y recibir la vida auténtica.La contemporaneidad de Jesús se revela de modo especial en laEucaristía, en la que Él está presente con su pasión, muerte yresurrección. Este es el motivo que hace a la Iglesia contemporáneade todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y todas lasépocas, porque la guía el Espíritu Santo con el fin de continuarla obra de Jesús en la historia”.