¡Dejen que los niños vengan a mi!

En este mes de abril no podemos dejar de felicitar a todos los niños y recordar que Jesús pide que los niños se acerquen a él, porque de ellos es el reino de los cielos yo, les aseguro que si ustedes no cambian y no se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos, Jesús da un valor especial a la niñez, ve la sencillez de los niños, el corazón puro e inocente de quien todo lo cree y todo lo espera, ese pequeño que cree en las promesas de sus padres, eso es lo que nos pide Jesús creer en nuestro padre Dios como niños, así como los niños creen fielmente cuando papá le dice estarás bien, yo te cuido, así nos pide Dios confiar en su infinita bondad, dejarnos cobijar por los brazos del padre celestial a pesar de toda adversidad, refugiarnos en el inmenso amor que nos tiene.

Ahora, todos los que tenemos la fortuna de ser padres sabemos el tesoro que Dios nos ha encomendado, el llenar a nuestros hijos de seguridad, de amor, de fe hacia Dios, alimentar su alma del amor de Dios, confiar siempre en el altísimo, por que un día no estaremos, pero Dios siempre estará, siempre lo acompañará y que debe ser su refugio, su fortaleza, es el mejor regalo de amor que podemos dejarle a nuestros hijos la fe en Dios, la certeza que debe tener que Dios siempre estará ahí, como fiel escudero para protegerlos de todo mal.

Dios también nos pide tener el corazón de un niño, que perdona en un instante y no guarda rencor, un niño que es humilde y sabe pedir ayuda cuando la necesita, conoce sus limitaciones, pero al mismo tiempo no se da por vencido tan fácilmente y lo intenta una y otra vez, es perseverante con sus deseos y busca lograr aquello que anhela, no perdamos pues ese don del corazón de niño, que puede mover montañas con la fuerza de la fe.

Otra cita maravillosa es Marcos 9:37, el que recibe a uno de estos niños me recibe a mí, Jesús nos muestra en este cita como no solo basta con cuidar de los nuestros, sino de todos aquellos que nos rodean, cuidar su inocencia, cuidar su integridad, cuidar de las circunstancias que les rodean estar atentos a las necesidades más profundas como lo es la necesidad de amor, seguridad, estabilidad, por que todo aquel que recibe a uno de ellos está recibiendo a Jesús.

Veamos en cada niño, el corazón amoroso del niño Dios que se hizo hombre por todos nosotros, pidamos a Dios nos dé un corazón puro, y seguir siendo niños en nuestro interior para poder ver las maravillas que Dios nos ofrece a cada momento, para poder descubrirlo y dejarnos cobijar por nuestro padre Dios, dejarnos envolver por su infinita misericordia.

Que este día del niño sea muy especial y hagámoslo especial para cada uno de los pequeños de la casa brindando siempre una sonrisa, una mirada de aliento, palabras de amor, pero sobre todo transmitir la confianza a nuestros niños de lo valioso que son ante los ojos de Dios y que el Señor de los cielos los ha amado desde el vientre de su madre, él ya nos conocía y los había consagrado.

Me despido con el salmo 127:3 Un regalo del señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas. Feliz Día del niño.

por Elda Lourdes Moreno Valencia, M.C.S.D.