Historial de Catequesis

“ Hermanos, vuestra vocación es la libertad ”

Iª Lectura: 1Reyes (19,16-21): Eliseo “sigue” a Elías

I.1. La lectura nos presenta una narración que ofrece todos los indicios de la mentalidad de una época, pero que pone de manifiesto esa ruptura que los profetas expresan en sus vidas como ejemplo a seguir. En la narración aparece el gran profeta Elías que, con el signo ancestral de su manto, capta a su discípulo Eliseo para que le siga; porque, cuando Elías desaparezca, Eliseo debe mantener viva la llama de la profecía, la voz de Dios. El signo del manto es el signo evidente de para qué sirve un manto, para proteger, para acoger. El manto de Elías es toda su vida, sus opciones por el Dios vivo, su defensa de la justicia.

“ Dadles vosotros de comer ”

Iª Lectura: Génesis (14,18-20): Un culto sencillo y original

“ Muchas cosas me quedan por deciros ”

I.ª Lectura Proverbios 8, 22-31: ¡Mi alegría es estar con los hombres!

Dios es sabiduría creadora, ya que sin ella no podemos ni admirar a Dios, ni admirarnos de nosotros mismos. Este texto de la sabiduría personificada antes de la creación del mundo, juntamente con otros textos veterotestamentarios (Eclo 24; Sab 7-9) se ha visto como una especie de puente en AT de la gran revelación de Jesucristo como palabra creadora y eterna (Jn 1,24-30) y como sabiduría de Dios (Mt 11,29-20; Lc 11,49; 1 Cor 1,24-30). Pero podemos decir que es un poema de amor divino en lo humano. Dios no se complace en su mismidad sino en estar con nosotros.

“ Recibid el Espíritu Santo ”

El Domingo de Pentecostés (cincuenta días después de la Pascua) nos muestra, con la proverbial primera lectura (Hechos 2,1-11), que las experiencias de Pascua, de la Resurrección, nos han puesto en el camino de la vida verdadera. Pero esa vida es para llevarla al mundo, para transformar la historia, para fecundar a la humanidad en una nueva experiencia de unidad (no uniformidad) de razas, lenguas, naciones y culturas. Lucas ha querido recoger aquí lo que sintieron los primeros cristianos cuando perdieron el miedo y se atrevieron a salir del «cenáculo» para anunciar el Reino de Dios que se les había encomendado.